julio 11, 2016

Para Pensar...


 
El tiempo cambia y conforme a él nosotros también. Muchas veces preguntamos a terceros, o a nosotros mismos: ¿Qué ha pasado? 
En realidad lo único que ha pasado es el tiempo, que hemos evolucionado y ni siquiera nos hemos percatado, puesto que desperdiciamos la oportunidad de admirar los pequeños detalles que enriquecen al alma y al corazón por estar floreteando de aquí para allá y de allá para acá. Últimamente he estado quizás un poco reflexiva, pero lo que realmente quiero expresar es que mi comportamiento ha mejorado, que he decidido entregarme a las cosas que merecen entrega. En diversas ocasiones nos entregamos a personas incorrectas, entregamos amor a quien no lo merece, sembramos dolor y crucificamos corazones que no son merecedores de dichos castigos. La gran mayoría de veces juzgamos a personas sin detenernos a admirar lo que realmente importa, la nobleza y el encanto de su interior. 


Cuando una persona es juzgada incorrectamente se pierde la credibilidad en esa persona, su entorno cambia y por consecuencia quienes habitan en ese entorno cambian las perspectivas de la persona juzgada. Se vive en una constante agitación, ya que te ves obligado a actuar de manera casi perfecta para poder limpiar tu imagen y demostrar a quienes nos rodean que la imagen que tienen acerca de nosotros es errónea. Es ahí cuando empieza la frustración y el declive hacia el fracaso, la gente sólo se limita a ver lo que los ojos pueden y en la mayoría de los casos,  a cada intento por cambiar la percepción que se tiene de nosotros se añade un tropezón o un fracaso más a la lista de equivocaciones de cada uno; por lo que empieza la desesperación, que al final siempre es la mejor virtud del fracasado. 



Como consecuencia a la desesperación vienen los actos imprudentes llenos de impulsividad que casi siempre son irreparables, luego vienen las heridas a esas pocas personas que sí creen en nosotros y en nuestras intenciones. Empiezan las confusiones y las cuestiones acerca de si estuvieron pensando de manera correcta o incorrecta, y se cae en un colapso mental que lleva a la desconfianza que empuja hacia el fondo de la colina las relaciones amorosas, de amistad o de cualquier otro tipo. 

Yo, que he sido juzgada constántemente y que he cometido cada error detallado anteriormente, que he sido víctima de la desesperación, que últimamente he saboreado más la derrota que la victoria. Mantengo la esperanza viva porque se que hay alguien que cree y espera lo mejor de mí, que con defectos y virtudes me quiere y me admira. 



No os rindáis, para alcanzar un sueño sólo hace falta soñarlo y ponerle empeño. Vuestra es la decisión. Recordad siempre que, o vemos las cosas pasar o hacemos que las cosas sucedan…

Por cierto, os recomiendo que no dejéis de ver el vídeo elegido hoy.





Imágenes: 
  • Coaching Antiaging.
  • Memorias de una Chica Peculiar.
  • La Mente es Maravillosa.

2 comentarios:

  1. El pasado no se puede cambiar, pero a veces mirar atrás también sirve para saber donde ya no quieres volver ni estar nunca más. Y solo se puede mirar hacia adelante.

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    1. Así es, lo hecho hecho está. Aunque es cierto que a veces tenemos cierto sentimiento de culpa es la vida y las experiencias que nos ofrece. De nuestra mano está el que nos sirva para rectificar y avanzar, o quedarnos girando entorno a los mismos errores.
      Lo mismo pasa con el futuro, no podemos quedarnos en una zona de confort o conformismo, hay que avanzar y seguir el proceso de la vida.
      Un besazo y gracias por tu comentario!

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